Por Joaquín Mirkin
La invasión rusa a Ucrania, auténtico salto al vacío de Vladimir Putin, ha vuelto a colocar la seguridad de los Estados en el centro de la escena. ¿Por qué no es posible detener la guerra? ¿Están los líderes mundiales a la altura?
La trágica prolongación de la guerra de Ucrania podría significar la transición de un mundo en coexistencia competitiva dominado por la puja entre Estados Unidos y la República Popular China –como lo denominó la Oficina de Inteligencia Nacional de Estados Unidos en su reporte Tendencias Globales 2040– a otro escenario mundial dividido en silos o bloques: Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y China, cada uno con sus correspondientes zonas de influencia.
¿Qué implicaría para los países de América Latina? ¿Y para las cadenas productivas globales? ¿La globalización seguirá su marcha o veremos su desintegración paulatina?
A diferencia de lo que sucedía durante buena parte de la Guerra Fría, donde Washington llevaba a cabo una estrategia de “contención” de la Unión Soviética (con escaso o nulo vínculo comercial entre los bloques), hoy las economías son interdependientes, en la mayor integración histórica del capitalismo a través de la digitalización y la Revolución 4.0, profundizada por la pandemia.
Crisis de confianza
Además de Ciberseguridad y campañas orquestadas de desprestigio en redes sociales (no detectadas en su mayoría), los líderes enfrentan importantes desafíos: desconfianza creciente en las instituciones, aumento del precio de la energía, posibilidad de interrupciones en el suministro, amenazas climáticas, polarización política, racismo endémico, crimen organizado, lavado de dinero, mega evasión fiscal, avances regulatorios, carencia de regulaciones, protestas, violencia social, y consumidores cada vez más exigentes y organizados. No hay país, ni líder político o compañía a salvo.
En cuanto al sector privado, la proliferación de “issues” geopolíticos y domésticos está llevando a las empresas internacionales a expandir sus áreas de Asuntos Públicos e Inteligencia Corporativa. Sin embargo, el trabajo y las discusiones suelen centrarse en “un proyecto, o en la entrada o salida de un mercado o inversión puntual… y como resultado, fallan”, explica la consultora McKinsey en un informe sobre Gestión de Riesgos.
¿Qué están comunicando los líderes? ¿Analizan el contexto geopolítico en profundidad, planifican sus estrategias, acciones y mensajes de forma responsable antes de actuar? ¿Tienen estos mensajes en cuenta las preocupaciones de la opinión pública? Los líderes deben dejar la soberbia de lado, y pedir ayuda de profesionales.
Además del objetivo de rentabilidad, las empresas deben poseer un propósito claro: el foco estratégico está no sólo en los resultados sino, también, en ayudar a la resolución de los conflictos que atraviesa la sociedad en su conjunto. Se les exige cada vez más a los CEOs que ayuden a resolver los problemas sociales, sin sobreexponerse a la política de coyuntura.
Tiempo de valientes
El contexto es sumamente desafiante para el liderazgo. Las demandas son enormes. Por ello, resulta imprescindible analizar el terreno doméstico e internacional, comprender los contextos cambiantes, y dimensionar fortalezas y debilidades propias para trazar nuevas líneas de acción. La paz y la estabilidad requiere de la negociación. La alternativa de la guerra –aplastar al otro– es hoy inviable, además de trágico, inmoral y costosísimo.
Hace falta un nuevo liderazgo, con foco en la ética y en los resultados. Las poses y las quejas son inútiles y contraproducentes. Liderar implica efectividad, acción disuasiva, resultados, soportando las quejas y la ansiedad de los “pasajeros”, navegar las turbulencias y llevarles a destino.
Ucrania simboliza, también, una interpelación profunda al liderazgo tradicional (ya lo había sido la pandemia). La crisis exterioriza, nuevamente, la diferencia entre poder y liderazgo, donde continuamos observando a líderes sin poder y poderes sin liderazgo. Sin piloto, el barco va a la deriva. Aunque tardío, el giro de Alemania y de Olaf Scholtz, su nuevo Canciller, es aleccionador.
“Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo, y saldrás triunfador en mil batallas”. La frase de Sun-Tzu, del siglo V antes de Cristo en El Arte de la Guerra, tiene más vigencia que nunca. Analizar el terreno, comprender la geopolítica, los contextos cambiantes, y dimensionar fortalezas y debilidades propias resulta esencial para líderes, quienes deben trazar nuevas líneas de acción combinando racionalidad y gran audacia. Es tiempo de pilotos con valentía.
Este artículo ha sido originalmente publicado en el periódico Clarín (de Argentina), el 14 de mayo de 2022. Más información aquí.